La fabricación del papiro tenía que hacerse en un lugar cercano al pantano, ya que debía estar fresco. De toda la planta solo se aprovecha el tallo.
Los pasos eran los siguientes:
1. Se quitaba la corteza, la médula se cortaba en láminas muy finas, que se colocaban de forma vertical una junto a las otras.
2. A continuación se añadían capas horizontales sobre esta primera capa sin dejarla secar, ya que el jugo que desprendía el papiro permitía unirlas.
3. Para dar la apariencia de hoja, y unir muy bien todas las capas, se golpeaba el trenzado con una maza, dejándolo reposar durante varios días bajo un peso que lo prensaba.
4. Después se alisaba con una piedra para darle un tacto más fino. Los bordes se recortaban para lograr una buena presentación. luego se unían las hojas con una pasta, formando rollos.
La materia resultante no requería un tratamiento específico para que se pudiera escribir con un cálamo o pluma de caña sobre ella, utilizando una tinta que se elaboraba en ese mismo momento a partir de negro de humo, cola y agua. No obstante en aras de proporcionar una mayor protección al papiro frente a las agresiones derivadas del uso cotidiano, en el verso podría ser aplicado aceite de cedro, e incluso, como señala Gallo (1983) hay fragmentos papiráceos que muestran todavía un amarillo brillante que hace que las letras resalten sobre la superficie del material.
Su presencia en el antiguo Egipto, hizo que entrara en el ámbito del arte. Los escribas utilizaban las hojas de papiro enroscados, formando hojas para anotar todos los escritos. El papiro era muy manejable y podía contener en muy poco espacio mucha información y era fácil de transportar.
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